Querido Salvador, Querido Lorquito

Dalí conocía bien al seu amic Lorca: "el hombre que pese a tener la capacidad de llenar cualquier ambiente de buen humor, poseía en su interior un abismo infinito". Iba a ser el mejor -le dice Dalí- en cuanto abandonara la putrefacción (literal) de las normas que reinaban en la poesía del momento. Así le anima en estas cartas, comparten inquietudes artísticas, anímicas, crean hilos delirantes, se enredan y se adoran. Lorca entendía a Dalí: al que define como el "el infinito limitado". Este epistolario que va de 1925 a 1936, muestra a un Dalí muy relajado, casi feliz y entusiasta en sus inicios, que se afronta en esa época su primera exposición individual. Es un placer pasear por las intimidades de esta amistad, que se mantiene a pesar o por encima del intento de conquista mutua -o una tortura china para Lorca- y de un erotismo evidente que se deja ver en un reto entre dos Valmonts. De Lorca a Dalí se han conservado pocas cartas: Gala se encargó de destruir la mayoría un destrozo biográfico. Pero hay culebrón, y mucho arte, en leer a Lorca seducir falsamente la hermana de Salvador, o no, algunos impropios "como te echo de menos ¿y tu hermano que hace?", dan buena cuenta de que santo, no. Y que decir de algunas a algunas líneas de Dalí, tratando de convencer a Lorca que vaya a Cadaqués, ya que ahora boxea y está más moreno.  No hay misterio para el lector, que intervendría bien a gusto con algún ¡pero qué c..brón!,  pero lo que es un auténtico disfrute es ver como se comprenden e influencian dos genios de su nivel en esta especie de obra conjunta no pretendida que se lee a velocidad de vértigo, quiero más...

#IhateGala

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión es bienvenida siempre que se base en el respeto. El spam será eliminado sin piedad.